martes, 14 de octubre de 2014

Cuestión de vecindario.

La verdad es que no pensaba escribirte. No es que no pensara en tí. Pienso en tí cada día y casi a cada hora desde el lunes pasado, cuando media España entró en histeria por tu ingreso en el hospital. 

Tampoco pensaba escribir sobre el tema, y es que cuando tan sólo habían pasado dos días yo ya rehuía todo tipo de conversación que girara en torno al ébola. Tenía la sensación de que la estupidez humana estaba a flor de piel, de que estábamos siendo egoístas y unos desagradecidos, de que nadie pensaba en lo importante, en tí. 

Ana de Pablo ya te escribió una carta preciosa que ha dado la vuelta al mundo gracias a las redes sociales y a la cual me remito total y absolutamente. Creo que no tengo más que añadir ni decirte de mejor manera que nos importas, nos importas mucho. Y que estamos pendientes de tu evolución y te deseamos una pronta mejoría. Que, lo creas o no, te importe o no, hay quien reza por tí y por tu marido.

Como te he comentado antes, no pensaba escribirte. Pero esta noche, al pasar por delante del hospital no pude evitar alzar la vista hacia esas ventanas y tratar de imaginarte. Me detuve unos segundos, no mucho porque el frío ya ha empezado a apretar estos días. Sinesio Delgado estaba desierto. De cuando en cuando aparecía alguna persona corriendo, pero la sensación era de absoluta calma. Estaba escuchando Duncan Dhu de fondo, recordando las cosas bonitas que había vivido hoy. Caminaba a un lado de la carretera, tu lado. Dejé atrás las Torres, la luna me perseguía. Y me dejé llevar un poco por la serenidad de esas horas. Bajando la pendiente empecé a ser consciente de a qué altura de la calle me encontraba, y algo me impulsó a parar la música, a detenerme y mirar hacia las ventanas. Esas que no paran de salir en la prensa. Y traté de imaginar lo que habría tras ellas. Y lo que hay tras ellas eres tú, Teresa. Valiente luchadora.  Era una sensación extraña, lo admito. A ello contribuye el "tinglao" que han montado, una termina por sentirse parte de una película al tratar de avanzar, pedir paso a los policías para cruzar, y mirando al suelo con aprensión para no tirar ni una sola de las cámaras, no deslizar el pie entre ninguno de los cables y provocar el desastre. 

No te ví, por supuesto que no. No sé por qué razón tendría esa necesidad de mirar hacia las ventanas, pero como es obvio no te ví. Aún así sabía que ahí estabas tú. Y fue entonces cuando me dí cuenta, cuando fui verdaderamente consciente, de que no es sólo que viva al lado de hospital en que se están tratando los casos de ébola, sino que vivo al lado de tí. Una heroína, como tus compañeros. Fue entonces cuando fui consciente de que estos días somos vecinas, Y quería que supieras que más allá de toda la política que se está haciendo en torno a tí, más allá de tanta estupidez como se ha dicho, tú nos importas. Y tienes a muchos, muchísimos vecinos de este barrio (¡y no vecinos!) que cada día pensamos en tí y pedimos por tí al Jefe, a Dios.

Querida Teresa, no sé si leíste la carta de Ana de Pablo, pero ahí se refleja el sentir de gran parte de los españoles. No sé tampoco si me leerás a mí, pero sólo quería que supieras eso. Que, mientras te escribo esto, a escasos minutos de tu ventana, te deseo de todo corazón que te recuperes bien y pronto. Que si hace falta un milagro nosotros lo pedimos. Que me impresiona esa actitud tuya que reflejan los periódicos, ese afán de ayudar a tus compañeros, ese cuidado extremo con que los tratas. 

Querida Teresa, me despido ya, buenas noches. No te rindas, nosotros no lo haremos.




martes, 7 de octubre de 2014

Happy, thank you, more please.

Entras fuerte, Octubre. Mucho más de lo que esperaba. Hay quien contaba los días, y a fin de cuentas no estabas más que a una vuelta de hoja del calendario. No ha sido algo improvisado.  Yo te esperaba con ganas, muchas ganas. Dejaba atrás uno de los meses más bonitos del año para darte paso. Octubre, con "o" de otoño. ¡¡Y lo que a mí me gusta!! 



Has entrado fuerte, alocado, y algo despistado. No nos aclaramos, ¿frío o calor? Pero no importa, todo se te perdona. ¿Cómo no te iba a perdonar si has traído tantas alegrías cuando no llevas ni 10 días aquí? Adoro esta vida en que, tras cada esquina, se esconde una sorpresa. Me gustan las buenas, sobretodo las buenas. Las malas...¡bueno! Gustar tal vez no sea la palabra exacta. Pero, ¿por qué hablar de sorpresas malas si todo lo que has traído hasta ahora ha sido tan bueno? 

Si cuando menos te lo esperas, ¡pim! ¡pam! ¡pum!

Querido Octubre, haz lo que quieras con este tiempo. Pon nubes, quítalas. Pasea un poco más el sol, haz rugir el viento. Por mí, como si estalla una tormenta en el peor de los días. Pero por favor, no nos prives de las buenas personas.

No nos prives de los buenos momentos, los MOMENTAZOS, así con mayúsculas. No nos prives de las amigas, de las grandes amistades, y de esas alegrías compartidas. Dicen que compartir es vivir, pero nunca lo llegué a entender bien. Creo que se le puede dar múltiples significados. 

Imagen del videoclip "Qué bien" IZAL. Temazo donde los haya...

Hoy sé, que compartir es vivir por varias razones. No sé que ocurrirá cuando yo comparto algo bueno, aparte de que mi alegría personal se ve multiplicada por mil. Pero sí sé lo que ocurre cuando a una amiga le pasa algo bueno, algo que merece. Y lo que pasa es que vivo. Y si creía que ya vivía antes no me equivocaba, seguía respirando, mi corazón seguía latiendo, y todo seguía igual. Pero no, nada sigue igual. Porque esa alegría de algún modo ahora es también mía. Y vivo, vivo por dos, vivo por ocho, vivo por todas esas alegrías y esas cosas buenas que le pasan a la gente que quiero y que sé bien que merecen.



Querido octubre, mil proyectos por delante. Mucho trabajo, mucho estudio, sí. Pero ¡muchas gracias! Por poder estar al pie del cañón, por tener ilusiones y ganas, por tener el plan perfecto para esta vida. Y sobretodo, por todas las personas que me rodean.

Annie: Muy Bien…Hará un año, iba en un taxi y el taxista, de la India, comenzó a decirme, comenzó a decirme todo tipo de cosas. Él…Me miraba por el espejito retrovisor y me dijo: “La dicha…La dicha es tu derecho inalienable”. Y pregunté: “¿45 y Madison?” y dijo: “Tienes gran potencial en esta vida. La clave de tu vida es la gratitud. No das las gracias lo suficiente”. Y pregunté: “¿Cómo hago eso?” respondió: “Es simple. Da las gracias”. Continué: “Bueno, ¿cuándo?” y prosiguió: “Todo el tiempo. Ahora mismo”. Y dijo que después de decir: “Gracias”, debería decir “Más, por favor”. (Diálogo de la película Happythankyoumoreplease)

Hace unos días, cuando septiembre apuraba las horas, miles de católicos vinieron a Madrid a la beatificación de un sacerdote español llamado Álvaro del Portillo. Y se nos quedó a todos en la mente esta frase que decía él cuando rezaba: Gracias, perdón, ayúdame más.


Es una bonita forma de rezar, y una bonita forma también de tomarse la vida. Dando gracias, por tantísimo que se nos ha dado. Pidiendo perdón, porque afortunadamente no somos perfectos, y a veces hacemos daño, y lo sentimos, y cuando algo se siente hay que decirlo. ¡Que aquí nadie es adivino! Y pedir ayuda, todos a una como Fuenteovejuna, que sino no se puede. Lo inesperado de esta vida a veces nos llena, pero otras veces nos vacía. Y afortunadamente, todos tenemos un hombro en que apoyarnos. Y si no lo tienes, búscalo. Y si ves que alguien no lo tiene, ofrece el tuyo. Porque aunque a veces lo pueda parecer, aquí nadie es Batman o Mr.Increíble, todos nos necesitamos. De hecho, ellos también.



No hace mucho escuché en una conferencia una comparación que me pareció buenísima. Somos jarrones chinos. Tú eres una persona única, y tremendamente valiosa, especial, incomparable. Pero no solo tú. El que tienes al lado, también. Y el de tu izquierda, y el de detrás, y el de más allá. Trátalos como tales, cuídalos con ese esmero. Porque hacer feliz a alguien, ¡¡es demasiado fácil!! Todo es querer, basta querer. En los dos sentidos: voluntad, y cariño. Querer, pero querer bien.

Tal vez esta entrada haya rozado la filosofía de Punset, o el "coaching" que tan de moda está. No era mi intención. ¡Feliz octubre, feliz otoño! ¿Qué más nos traes?