¡Zasca!
Metí el ipod en el bolso. Acomodé mis pasos a los de la
familia. Y traté de poner antena del mejor modo posible.
Aquí había tema,
señores.
Apenas hacía dos segundos que había bajado del coche. El día
había sido fantástico, pero agotador. Y en lo único que pensaba era en un buen
paseo, con buena música, Madrid de escenario, y mi casa como destino.
Mi casa,
el sofá, tumbarme, cenar, familia. Oh sí.
El quinteto nunca fallaba tras un intenso día.
No había dado ni cinco pasos cuando ahí mismo, caminando en mi dirección, iba un padre con un niño y una niña de unos 6 y 7 años. Las dos coletas rubias saltaban alegres por Castellana.
Su hermano, más calmado, iba de la mano del padre. Fue entonces
cuando soltó la bomba, fue entonces cuando preguntó:
- ¿Y se llevó una foto nuestra al Cielo?
-
Sí, sí. El abuelo se llevó una foto al Cielo.-
empezó a explicar su padre.
-
Pero, ¿con marco o sin marco?-esto último vino
de boca de Dos-coletas-rubias, que sin
previo aviso, se había parado en medio de la calle, expectante a la respuesta.
¿Con marco o sin marco?
Sonreí. Claro. ¡Qué pregunta! Si se lleva una foto el abuelo
al Cielo, que se la lleve en un marco para que no se estropee. Lo que podía
parecer una pregunta infantil tenía mucho sentido.
La foto debía ser eterna.
La niña aguardaba la respuesta. Yo también. Temía acabar
pasándoles de largo y perder la respuesta. Iba a tener que dejar caer mis
apuntes, tropezarme, fingir un esguince, o algo así para poder esperarles.
Afortunadamente, no hizo falta tanta puesta en escena.
-
Con marco, claro que sí. Con uno muy grande y
bonito. Porque, el abuelo os quiere muchísimo desde el Cielo, eso lo sabéis,
¿no?
-
Claro.
-
Ya.
“Claro.” “Ya.” No era la primera vez que escuchaba una
respuesta así de un niño. Y siempre me pillaba por sorpresa. Yo creo que habría
seguido preguntando. Habría querido saber si me quería tanto como antes o más.
Si me iba a lanzar besos desde arriba. Si…
No sé, cualquier cosa menos afirmar algo tan difícil de
entender de modo tan rotundo.
Claro. Ya.
Dos-coletas volvió a brincar por el Paseo. Su hermano seguía
agarrado a su padre. Una media luna me esperaba tras la esquina, iba a tener
que dejarles seguir su camino.
La brisa era agradable, fresca. Similar a aquel mini-sabio.
-
Papá.
-
Dime.
-
Yo también quiero mucho al abuelo.
-
Y yo- dijo Dos-coletas gritando. ¡No iba a ser
menos!
Yo iba pensando en el abuelo. Ese abuelo que se había llevado una foto
de sus nietos en un marco para volver eterno el recuerdo. Un marco especial.
¿Con marco o sin marco? Una simple frase. Cinco palabras. Las diecisiete letras que mayor ternura me habían inspirado ese día. Era incapaz de esconder la sonrisa al recordar la situación. A buen seguro su abuelo tampoco pudo.
Con marco. Evidentemente. Los buenos recuerdos los llevamos en un marco, a donde sea, y para siempre.
¿Con marco o sin marco? Una simple frase. Cinco palabras. Las diecisiete letras que mayor ternura me habían inspirado ese día. Era incapaz de esconder la sonrisa al recordar la situación. A buen seguro su abuelo tampoco pudo.
Con marco. Evidentemente. Los buenos recuerdos los llevamos en un marco, a donde sea, y para siempre.