jueves, 14 de septiembre de 2017

Desdibujar la "realidad"

Paseo, consciente de que es una de las últimas noches de verano que podré salir sin preocuparme siquiera de llevar un jersey, disfrutando de la brisa, la libertad, esa paz que te invade cuando al fin tomas una decisión difícil y te comprometes a dar lo mejor de tí en lo que esté por venir. Llevo días recordando aquella charla que mantuvimos sobre los miedos, hacía mucho que no te veía hablar con tal vehemencia. Y, desde luego, hacía mucho que no me decías con tal claridad que después de todo y después de tanto como había podido experimentar en la vida, había dejado que me invadieran unos nuevos miedos, unas nuevas inseguridades, que me estaban impidiendo elegir en libertad.

- ¡Parece mentira!- me dijiste.


- Cuéntame tus miedos.- me insistes.- Dime exactamente qué es lo que te da miedo de todo esto. Estamos barruntando todo sobre un escenario hipotético, ¿puede salir mal? ¡Claro! Pero, también puede salir bien. Y, seamos francos, en la vida hay ocasiones en que hay que arriesgarse, ¿que las cosas no salen según el plan? Dime, cuéntame, ¿cuántas cosas que se han salido del plan te han hecho sonreír? ¡¡Hay que vivir!! No hay que dar tantas vueltas a todo, cuando las cosas salen mal es que no es el final, y lo has visto por tí misma muchas veces.

- Ya... Pero no es lo mismo.- trato de refunfuñar.

- Sí, es lo mismo. Cuéntame tus miedos, y si no te atreves cuéntatelos a tí. Escríbelos en un papel, ponles nombre a cada uno de ellos, identifícalos, esto es importante. ¿Ya los tienes? ¿Qué sientes? ¿No te dan una inmensa rabia? ¿Qué harías si no estuvieran día tras día con su runrún en tu cabeza? ¿Qué decidirías? ¿Qué escogerías?

Poco sabes tú que desde aquel día, con esa simple charla, pusiste en marcha todo un proceso que, como si del engranaje de una máquina se tratara, me fue llevando paulatinamente hasta aquí, a escoger algo que no habría imaginado hace 15 días. Sonrío, no puedo negar mi miedo, pero las ganas de enfrentarlo me pueden.


Tomar decisiones no siempre es fácil, hay algunas que se resisten, te desvelan durante noches en las que el miedo toma el control de tu imaginación y hace real todo un escenario de pesadillas en que todo sale mal. A veces, a veces es muy difícil tomar una decisión que sabes que te supondrá un compromiso continuo y esforzado, ¿es esto lo que de verdad quiero? Te preguntarás. Pero hay cosas que no vas a saber a menos que decidas jugártela, correr el riesgo.

- Escríbelos, uno por uno.- esa frase con que me increpaste vuelve a resonar en mi cabeza.- Ya ves, huir de ellos no sirvió de nada. Tarde o temprano te encontraron. Y, de un modo u otro, vuelven a plantarte cara impidiéndote elegir nada en libertad.

Cuántos "y si todo sale mal" nos impiden siquiera intentar tantas cosas. ¿Cuántos? No es una pregunta retórica. Lo cierto es que si te paras a pensarlo, son demasiadas las cosas que hemos dejado de hacer por miedo al fracaso, a la opinión ajena, a decepcionar a otros, a nosotros mismos. Y, entonces, te das cuenta de que no cabe mayor decepción que negarte tantas cosas por adelantado por el miedo a perder, a que todo salga mal, a que nada vaya acorde al primer plan. 

Recuerdo tu risa, amplia y clara al decirte eso, con la que me transmitiste ese pedacito de sentido común que me había robado el miedo. 

- Seamos francos, hoy por hoy nada va acorde al plan. Nunca nada va a ir acorde al plan. Habrá gente con la que sí, o que parecerá que sí, pero ése nunca fue nuestro estilo- guardaste silencio unos segundos y proseguiste- Los planes se rehacen tantas veces como haga falta a lo largo de la vida, al final lo importante es la base sobre la cual lo asientas, los principios, las virtudes que quieres vivir y transmitir a cada uno de tus planes. Si tiene que haber algún plan, que sea ése, e incluso ése podrá sufrir mejoras con el paso de los años. 

- Empezar las cosas, terminar las cosas, cometer errores, aprender de ellos, corregirlos, tratar de ser un poquito mejor cada día donde sea que la vida te lleve, volver a comenzar tantas y tantas veces como haga falta. Adaptarse. Ése es el plan, y la única manera de que salga mal es que te rindas con él. Lo demás... lo demás es la vida, y hay que vivirla, cada uno la suya, la que le ha tocado. Hay que ser feliz, y hacer feliz - me dices, y das por terminada la conversación. No das lugar a réplica alguna, y lo cierto es que me haces ver que mis dudas, mis miedos, mis inseguridades, habían nacido (y crecido) sin ningún fundamento. Empiezo a nombrar mentalmente, uno por uno, todo aquello que significa para mí "que todo salga mal" , a desdibujar esa realidad ficticia que mi mente ya se estaba empeñando en vivir, a limpiar de nuevo el lienzo y dejarlo blanco, dispuesta, esta vez sí, a escoger en libertad.



Somos lo que hacemos, pero sobretodo somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. (Galeano)