martes, 19 de abril de 2016

La Bocca Della Veritá

A veces me pregunto qué pasaría, y si en esa boca encontraría la respuesta; si yo le lanzara el reto de descubrirme una verdad que no alcanzo a ver, que tan pronto un día me quiero lanzar al vacío como otro me felicito por haber permanecido a ras del suelo. 

Prudencia y cobardía en una misma línea, dicen que juegan a ser funambulistas esperando ver quien cae primero, visten caretas para ocultar su identidad, o al menos eso dicen...

Ambas saben que no, que ocultan sus caras para llenar aún de más confusión esas noches en que todo se llena de nubarrones grises, y que por motivos que desconozco siento esa imperiosa necesidad de tomar cartas en el asunto. Luego amanece, y en el primer café me culpo por haber dejado que jugaran en la cuerda a altas horas de la madrugada dando lugar a estas ojeras. En el segundo café, pienso que no es tan imperativo, que en esta vida pocas cosas son imperativas, y que las cosas encajan cuando deben encajar. 


La Bocca Della Veritá


El problema llega cuando el puzzle lleva más tiempo del previsto, cuando las preguntas sin respuesta deciden volver a comernos poco a poco la cabeza, cuando hay sentidos que cuesta encontrar, y cuando llega ese "por qué" que tanto mal puede hacernos. 

- ¿Por qué?
- Y qué más da el porqué. La vida es la que es, las cosas son como son, y hay que seguir adelante.

Obviedades como ésta necesito que me las repitan a veces, qué más da el porqué de tantas cosas, de tantas circunstancias que cogemos como enemigas, experiencias que de algún modo dejaron en nosotros una herida, o acciones de las que nos arrepentimos. ¿Qué más da?

"¿Y si pasa, qué importa? ¿Y si importa, qué pasa?"

Y hoy volví a sentir esa sensación, aires nuevos que trajiste con tu sola presencia. ¿Dónde habías estado todo este tiempo? Quise preguntar. Y porqué, de entre tantas ocasiones, tuvo que ser hoy cuando pudo haber sido antes, mucho antes.


Y temo escribir en estas líneas algo más de lo que fue, salpimentar un poquito el recuerdo con lo que podría haber pasado si cuando me dijiste "tal" yo hubiera respondido "cual". Temo no frenar a tiempo y detenerme en el recuerdo más de lo debido, disfrutar a cámara lenta de ese viento freso que creí sentir cuando escuché tus risas sin sentido y mi mente se liberó de las termitas que llevaban días carcomiéndola. 

Podría añadir unas cuatro líneas más con las que completar esa conversación que yo me empeñé en dejar llena de huecos y que tú insistías en alimentar, e intensificar esas miradas que ya de por sí estaban llenas de interés. Podría imaginar de una y mil formas diferentes qué habría pasado si hubiera decidido arriesgarme a meter la puntera del pie aunque fuera de puntillas en ese alma del que poco a poco ibas descorriendo el telón.

Pero decidí cerrar la puerta a la memoria en el instante exacto en que nos perdimos de vista, y controlar el guión de lo que era y no de lo que pudo ser, dejé ir a las mariposas con la esperanza de que volvieran un poco más lúcidas, firmar una tregua entre la prudencia y la cobardía y dejar que el tiempo terminara de descubrir qué verdad ocultaba cada una de ellas.


                                          


Recuperé un abril que quiso escapar y volar, que tan pronto había sido caprichoso como sobrio, al que saludamos con júbilo pero que hoy queremos que dé paso ya a un soleado mayo. Que ya ha llovido demasiado, que estamos cansados de botas de agua y de chubasqueros, de tomar cervezas dentro del local y no en la terraza, de aplazar planes por el tiempo. Que ya ha sido demasiado, ¿no?

Pero tal vez no, tal vez aun no sea suficiente, tal vez lleve más tiempo del previsto cubrir de verde los campos, hacer crecer las flores, llenar de vida la tierra. Tal vez la naturaleza sea más sabia de lo que lo puedan ser nuestros "hartazgos" humanos que nos da por considerar sabiduría popular. 

Tal vez no tengamos la razón en todo, tal vez la tengamos en bastante poco aun empeñándonos. Tal vez, esa verdad de la boca requiera más tiempo del que queremos imponerle, y persistir en un ritmo que es sin duda el adecuado. Y ver como los cantos de esas piezas del puzzle que aún no han encontrado su hueco se van puliendo poco a poco a base de heridas, acciones, ilusiones, fracasos, sueños, esfuerzos, y amores, hasta que encuentren su lugar.