viernes, 5 de junio de 2015

La nube

Lleva ahí un tiempo, qué queréis que os diga. No sé muy bien cómo apartarla, he probado esto y aquello, ya sabéis, pero el resultado sigue siendo el mismo, e incluso pienso que me mira burlona y me reta una y otra vez para que la aparte del camino.


El tiempo pasa. Y aunque a veces se me antoja despacio, cuando vuelvo la vista atrás veo como los árboles han mudado sus hojas y el viento no ha hecho sino volar la misma vida sin que esta nube se aparte y me permita avanzar. El tiempo pasa, y no hay nada que yo pueda hacer.



A veces es gris, hay noches que incluso parece negra y se confunde en la oscuridad, en que se escurre como un trapo después de limpiar y deja caer lágrimas oscuras que no hacen sino teñirlo todo de un color aún más cenizo. 

A veces se aclara un poco, se vuelve blanca y hasta me llega a parecer bonita, romántica, esperanzada y llena de ilusión, ¡qué se yo! 


A veces me da por soñar.  




A veces imagino que está cubierta de algodón, y que dentro hay todo un sistema de engranajes dispuesto a ponerse en marcha en el momento oportuno y hacer que todo marche. A veces fantaseo con ese "todo" que algún día debe empezar, y culpo de su tardanza a esta nube que no tiene la deferencia de despedirse. 

Y es que ese "todo" es fantástico, es absolutamente fantástico. En él no hay grandes hazañas, ni héroes de aventuras. No está George Clooney la verdad, y Ryan Gosling tampoco se sube a una noria para jurarte amor eterno. No hay viajes caros, ni lugares exóticos, ni excusas vagas con las que huir. Tampoco toca la lotería, ni se descubre una tía millonaria que te deja herencia y media. En ese "todo" no hay tópicos sino verdades, hay palabras bonitas y sinceras. Hay personas, muchas personas, y ninguna de ellas es perfecta. La imperfección impera en ese "todo", pues es el único modo de amar, y ya me explicaréis qué valor tiene amar la perfección. Admito que es un lema muy usado en mi familia, y que con el paso del tiempo he llegado a comprender un poquito más, aunque aún se me escapa. El lema es el siguiente: busca la imperfección.


Ese "todo" está lleno de silencios también, pues cuando la ausencia de palabras no es incómoda no hay nada que se le iguale. Las sonrisas también tienen su hueco, pero no las prefabricadas, ésas fueron desterradas en el mismo instante en que comenzó la moda de fingir felicidad. Y es que, del mismo modo que tenemos derecho a la imperfección, también tenemos derecho a ser felices, e infelices, alegres o tristes. No somos máquinas, así que es obvio que no podemos mecanizar algo tan elevado como puede ser la felicidad. ¿Sería mucho pedir, por favor,  que dejáramos de una vez por todas la "moda smile" atrás? En ese "todo"  empezamos de cero, tú y yo, desde nuestra misma esencia y dispuestos a trabajar en ser nuestra mejor versión, sin empeñarnos en ser como la vecina del quinto que crees que es perfecta. Sé tu mejor versión, porque no hay cosa que se te pueda dar mejor que ser tú mismo, sin sonrisitas absurdas ni chorradas, ¿estamos?







La veleta da un giro brusco, y miro de nuevo hacia arriba buscando la nube con la esperanza de que se haya esfumado, de que me deje ver lo que hay tras ella y comience a hacer girar cada uno de sus mecanismos para realizar mi "todo", éste que os he introducido un poco. 



Pero entonces me detengo, y miro a mi alrededor. Hay personas, muchas personas, y lo más importante: son valiosas. Las sonrisas también son una constante, y las rabietas y las lágrimas, ¡¡afortunadamente me rodean personas de carne y hueso que sienten y viven su vida!! No hay grandes hazañas, pero hay detalles, muchísimos detalles, y eso es lo que hace que cuente, que valga la pena. Hay palabras, y silencios. Hay esfuerzos, ¡y hay victorias! También, hay caídas, qué se le va a hacer, a fin de cuentas en eso consiste la imperfección. 



Tampoco está George Clooney, y ni falta que hace, porque una cara bonita es eso, una cara. Y aunque a nadie le amarga un dulce, somos mucho más cómo para no detenernos a mirar la verdadera cara de las personas: su alma. Y entonces pienso, que de algún modo el engranaje se puso en marcha y no me dí cuenta, que ese "todo" ha comenzado, y está la casa sin barrer. Y tal vez me obsesioné en esa nube, que en verdad ni cambió de color ni de tamaño. Que estaba ahí, cierto. Que sigue ahí, parece que la hubieran cosido bien fuerte al cielo. Pero que, por pensar que me estaba limitando, me estaba perdiendo este "todo" que la vida me ha dado y por el que pienso trabajar para ser, sin sonrisitas absurdas, mi mejor versión. 



No te des contra el muro, no hagas gigantes de molinos de viento. Sencillamente la mayoría de las veces, no es para tanto.