jueves, 11 de junio de 2015

Quisiera saber

Quisiera saber, quién puso aquel brillo en tu mirada, quién ocultó bajo esos ojos tanta bondad, quién te hizo de alma tan fina y fue capaz de unir todos los puntos para trazar en tu rostro una sonrisa así.

Quisiera saber, de quién aprendiste a vivir volando, y a volar viviendo. En qué momentos del día mirabas hacia arriba para sentirte pequeño, y al suelo para observar bien el rastro que dejaban tus pasos.




Quisiera saber quién te enseñó a ver, cuándo decidiste que yo merecía la pena, y si tuviste miedo en algún momento del camino.

Cuéntame cuántos son los momentos del día en que te armas de fuerza y paciencia, y si tardaste mucho en dominar ese fuerte carácter que dejas entrever en los momentos más decisivos.

Quisiera saber si has caído, en picado, ignorando si ya habías tocado fondo o si aún te quedaba un descenso más. Quisiera saber qué hiciste con esa incertidumbre y esa impotencia de no saber qué más hacer. Pero sobretodo, quisiera saber cómo volviste arriba, si realmente bastó mirar al Cielo, como siempre me has dicho.

Muéstrame tus manos, quiero ver las líneas que se dibujan cuando las extiendes con fuerza, quiero ver las huellas del esfuerzo: de tu vida, una vida bien vivida. Quiero ver el corazón de tu pincel, aquél que dio color a tantas escayolas, que contó historias sobre tantos lienzos desnudos.


Cuéntame, háblame de los años perdidos, de los sueños que rondaron tu cabeza, de cuál fue el más grande, y de cómo lo lograste. Y quisiera saber también, si has dejado algo por hacer... 
Enséñame a escuchar, a ver, a sentir, oler, tocar, y saborear. Enséñame los cinco sentidos, tus cinco virtudes, cinco de tantas.

Explícame, como lograste de hacer de tus pensamientos, actos. Y de tus actos, un modo de vida, fantástico y arrollador. Ecos de lo que fuiste, paradigma de lo que podemos ser. Porque hoy, quiero ser.

Cuál es el secreto, ¡cuéntame! Háblame de aquellos días, esos que para mí hoy no tienen nombre ni mes, no tienen más historia que un final que ví pasar ante mis ojos más antes que después. Antes, tal vez, demasiado antes. 


Esos ecos de los que te hablo, lo que fuiste y eres hoy, la paz que trae la luz de la luna sobre el mar, la melodía de una risa clara y serena, y una mirada. Ésa mirada. Queda camino por recorrer, si es largo o corto no lo sé, yo tan sólo quisiera saber quién puso aquel brillo en tu mirada, quién ocultó bajo esos ojos tanta bondad, quién te hizo de alma tan fina y fue capaz de unir todos los puntos para trazar en tu rostro una sonrisa así...