jueves, 25 de agosto de 2016

Ver en la oscuridad



Al fin llegaba el día, la primera de las tres noches en que miles de deseos serían lanzados al cielo para ser recogidos por las Perseidas. Pero no contábamos con el viento, no esperábamos un verano en que el viento predominante fuera el levante dejando tras de si remolinos de arena que imposibilitaban el acceso a la playa, a los paseos, a tirarse en la toalla a leer bajo el sol o salir tranquilamente del mar y dejarse secar en la orilla sin sentir las bofetadas de arena en el cuerpo. 

Resultado de imagen de luna de noche en el mar

Se fue la primera noche y llegó la segunda, camino por el Paseo Marítimo de Cádiz y no puedo evitar detenerme a contemplar la inmensidad de la mar que entonces se ve tan oscura, y perderme buscando la línea del horizonte, y el reflejo de la luna llena en una infinidad en calma, como si estuviera bañándose plácidamente, como si fuera feliz. Una luna feliz, suena bien, creo que podría quedarme aquí durante horas. El resto de mis amigos se detiene también y terminamos por sentarnos en esa pequeña barrera de piedra que separa la ciudad de la playa. Tacita de plata, hoy la luna se baña en tu mar. Otra fuerte bofetada de viento me anima a arrimarme más hacia dentro y no soltar las manos, el viento en un descuido podría hacerme caer sobre las piedras. 

- Me encantaría poder hacer una foto que captara este momento.
- Prueba a ver.- dice uno.

Pero no lo hago, sé que sería una pérdida de tiempo. Esta noche no hay ni un segundo que quisiera desperdiciar.

En el cielo desnudo intuyo que ya deben haber pasado al menos tres estrellas fugaces que por la contaminación lumínica no hemos percibido, pero sé que están ahí, sé que muchas personas llenas de esperanza están pidiendo deseos grandes y nobles que hoy sobrevuelan en la noche de aquí y allá, entre ráfagas de luz que no puedo ver. 

Permanecemos en silencio, lo cierto es que durante más de 15 minutos ninguno de nosotros abre la boca, no despegamos la mirada del cielo, del mar, y esa difusa línea del horizonte que no termino de distinguir. Y de pronto me vuelvo pequeñita, y la luna engulle con ganas mis dudas, mis preocupaciones y mis miedos. De pronto el viento sopla de nuevo con fuerza y nos devuelve a la realidad, a bajarnos de allí y retomar el camino a casa, a despertarnos mañana y agarrar con fuerza lo que el día nos depare, a mirar con ilusión todo lo que aún nos queda por delante y a buscar constantemente la luz en la oscuridad. 

Al llegar a casa abro el cuaderno que compré nada más llegar y dibujo una línea recta algo más arriba del centro de la hoja, y una esfera casi perfecta, y en mi mente, contemplando la más absoluta imperfección que habréis podido ver jamás en un dibujo yo veo una foto, el recuerdo de unas Perseidas ocultas y una luna feliz bañándose en Cádiz, un viento feroz revolviéndolo todo y un silencio capaz de escribir cien libros.


Vivir, ya lo dice el maestro Xoel López, vivir es aprender a ver en la oscuridad.