martes, 30 de diciembre de 2014

Un final feliz, contento.


"Fue como son los cuentos, con final feliz, contento. Estábamos soñando pero estábamos despiertos. Fue la magia del momento. De llevar tanto sin vernos. Fue querer y no poder dar marcha atrás para el tiempo. Fue poder y no querer seguir mintiendo."


Tu llegada se hace larga. El viento ruge con fuerza y las hojas de los árboles vuelan descontroladas. Frío. Es la típica noche de invierno de saltitos ridículos para entrar en calor, narices enrojecidas y niños simulando fumar con el vaho que desprende su boca al respirar.

Cierro la puerta del coche con fuerza, y me acurruco en el sillón mientras mis manos buscan torpemente la ruedecita que regula la calefacción. ¡¡Calor, por favor!! Las ventanas están empañadas, los pies ni los siento, y cada cosa que mis manos tocan hacen que me estremezca. ¿Por-qué-tanto-frío?

 

Apenas diez minutos. Diez minutos en que trataré de escribir un breve post con que despedir este 2014. Un 2014 al que miro con detenimiento, desde el 1 de enero hasta hoy 30 de diciembre. Y sólo puedo dar las gracias. ¡Qué año tan fantástico! 2015, el listón está alto. Más, por favor.


Y aquí vamos con ello, antes de enterrarme bajo las mantas y dejar pasar esta oportunidad. No quiero escribir una necrológica sobre todos los que nos han dejado este año, sobre aquello que ha pasado y aquello que no. Tampoco haré balance de propósitos ni de metas conseguidas. Ni siquiera os voy a hablar de las del año que viene, cada uno tiene las suyas, originales o no, mejores o peores.

Una vez dicho esto, comencemos. Vamos con las reflexiones que trae consigo siempre un fin de año, el típico gin-tonic, en el sitio de siempre, con la mejor de las amigas con que la universidad me sorprendió hace ya más de 3 años.

Porque, ¿qué fue aquello?

Un frío enero de 2014, con sus 31 días y sus 31 noches. Lleno de propósitos, de sueños que se nos resisten y de objetivos conseguidos. Doce meses bien bonitos, con todos sus lunes y todos sus viernes. Con tanto que hemos vivido, tanto que ha pasado, y tanto que aún no ha llegado.

Not yet. No todavía, porque lo mejor siempre está por llegar.

Aquello fue muchas cosas. Fue volar y fue caerse. Y fue levantar el vuelo de nuevo.

Para algunos tal vez fue una derrota sin riesgo, un jugarse nada por el todo. Una pérdida de tiempo. Fueron las piezas de un puzle que decidieron dejar sin armar. Un perderse en el camino. Un miedo al NO. Un miedo al SÍ. Un miedo al simple miedo. Una torpeza, un desliz. Un malquerer. Y un engaño. Un corazón. Y otro.

Fue mirar, pero no ver. O ver, pero no mirar. Que esto nos pasa a menudo. Fue un perderse en lo superfluo. Y una caída sin suelo. Fue un salto en el vacío. Una sonrisa en el momento preciso. Y nuevas amistades donde menos imaginamos. Fue un concierto. Fue en un bar. Fueron diez paseos y medio. Fue una cerveza, dos cacahuetes, un hueso de aceituna, y una cuenta que pagar.



Fue tu silencio. Y mil palabras. Fueron frases sin sentido, donde el punto final no encontraba un lugar. Fue esa risa. Y los nervios. Y los fallos. Y las dudas. Y los problemas que no vimos venir.

Fue el torero, fue el toro. Fuiste tú echándole un capote. Fue el helado de vainilla. Y la concha en la arena que recogiste al caminar. Fueron sus huellas, que hoy sigo. Fueron los años, que contaba con los dedos de su mano. Fue una silla vacía, y el recuerdo de un perfume.

Fueron las decisiones, y sobretodo sus consecuencias. Fue un paso en falso. Y dos al frente, que de tu mano avanzo mejor. Fue una noche de San Lorenzo en que las estrellas jugaron al despiste. Y una alfombra de hojas crujiendo bajo los pies. Fue un libro. Fueron dos. O tal vez unos cuantos más.

Una ilusión. Un esbozo de sueño. Una maratón sin meta, y un viaje del alma. Fue esa camisa. Fue aquel caminar. Fueron dos cafés de máquina, y unas cuantas horas de estudiar. Fue una canción. Fueran treinta y seis. Fueron las sorpresas tras cada esquina, y las puertas que tuviste que cerrar. Fueron tres gráficos a todo color. Fue la LJCA, la ley 30/92, y unas cuantas muchas más.

Fue un nuevo horizonte. Un chocolate. Una aventura inesperada, y las suelas desgastadas por tu andar. Fue un plan perfecto. Fueron 4 horas para dormir, y 20 dormitando. Fueron varios milagros. Fue un reencuentro de los buenos. Fue aquel día, a aquella hora, en que nos sentimos dueños del mundo y nuestro destino.

Fue una frase. Fue tu lema. Fue el café, siempre el café. Fue Sidecars, fue La M.O.D.A. , Joshua Radin, Sam Palladio, Chip Esten, Clare Bowen. Y unos cuantos descubrimientos musicales más.

Fue un abrazo, un beso, una caricia y un guiño travieso.

Fue un patio de recreo en que el querer y el poder, el poder y el querer, jugaron al ratón y el gato.
 

Fueron días, con el sol en lo alto y la luna vigilante. Fue un 2014 inolvidable, un "puedo prometer y prometo" que no caerá en el vacío. 




 
"Y te fuiste sin decirme hasta mañana." (Fue solamente un beso-Tontxu)
 
PD: Feliz 2015!