sábado, 10 de enero de 2015

Cuesta abajo y sin frenos.

Con la miel en los labios. Ya está aquí. Lo presiento. Hoy, me voy a comer el mundo. Lo sé.
 
Lo sé. Y lo sabes. Sabes que lo vas a hacer. Porque es enero, porque nos sentimos invencibles, porque los obstáculos parecen pequeñitos y nosotros muy grandes. Porque los sueños han renacido con fuerza. Y la esperanza y la fe en nosotros mismos y en los demás no ha hecho más que crecer.
 
 
Lo sé, y lo sabes. Porque un día, sin que lo esperaras, te diste cuenta de que habían cambiado muchas cosas. O tal vez no había cambiado nada pero en su momento no lo viste con claridad. Porque tal vez no era el momento. Porque tal vez ahora lo sea. O puede que tan sólo esté empezando.
 
Con la miel en los labios. Y te aseguro que de tí precisamente era de la última persona de quien lo esperaba. Y me dí cuenta, una vez más, del inmenso error que cometo cuando digo "nunca". Porque al final esos "nunca" me están trayendo unos "quizás" a los que aún no sé qué lugar asignar, pero que están ahí, y me gustan. Me gusta que tu "quizás" esté ahí. Uno nuevo, uno más bonito y mejorado.
 
 
 
No sé si pasará sólo en mi círculo de amistades, pero nuestra frase más utilizada, ésa que sale unas siete veces al menos cada tarde es "tiempo al tiempo".
 
Y a veces lo odio, porque cuando ya tienes lo que querías, es muy fácil decir al resto que ya el tiempo decidirá. Es muy fácil. Y otras me sorprendo. Porque echo la vista atrás, no de lo que fue este 2014 sino de lo que han sido estos 3 años y medio que ya llevamos disfrutando/sobreviviendo a la vida universitaria, y desde aquella primera semana de septiembre de 2011 hasta hoy, muchas cosas han cambiado. Y te aseguro, que ni una de ellas la ví venir.
 
Enero, ¡¡bienvenido!! Perdona que no te estemos prestando aún la atención adecuada. Estamos ultimando aún aquello que se nos quedó a medias en diciembre. Sumergidos entre libros, con nuestras metas y objetivos aguardando el día en que por fin nos veamos liberados de la presión de los exámenes y podamos trazar nuestro plan para conseguirlos. Para echar el lazo a cada meta y no soltarla en los más de 300 días que tenemos por delante.
 
Porque viendo dónde estoy hoy, dónde estuve ayer, empiezo a pensar que todo es posible. Porque este mundo gira y gira, y sin darnos cuenta hay detalles que van forjando grandes cambios.
 
 
 
Porque la clave de todo siempre estuvo en los detalles, siempre.
 
Porque hay que hacer lo que nos gusta, estar con quien queremos, y decir lo que pensamos. Porque la vida coherente, lo sabemos bien, es la mejor que podemos vivir. Y no es cosa mía, ya lo dijo Gandhi:
 
"La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice, y lo que uno hace, están en armonía."
 
Porque creo que todo, absolutamente todo, puede pasar. Que el 2014 fue grande, pero lo bueno no ha hecho más que empezar. Y que siempre es un buen día para hacer algo nuevo, para arriesgar por lo que creemos y queremos, y para apostar fuerte. Y sí, creo que todo, absolutamente todo, pasa por algo. ¡Por algo grande!
 
2015, vamos con todo!
 
 
 
"You got one life to love what you do."