lunes, 23 de marzo de 2015

Palabras teñidas de gris

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Hoy sólo consigo escribir palabras teñidas de gris. Cansadas se dejan caer una tras otra sobre el papel, sin adivinar si  son las últimas o las primeras, si les seguirá un punto y final o un absurdo punto y seguido.

Hoy, en el momento más inoportuno, todo el llanto del cielo ha caído sobre mí. Imperturbable, furioso, dejando su impávida huella sobre mi piel. Y, de una manera o de otra lo ha hecho, ha teñido todas las palabras de gris. No entiendo cómo ni por qué, y observo a mi alrededor y me doy cuenta de que debo ser la única persona que salió hoy de casa sin paraguas. Les contemplo pasear, con su aire orgulloso, sus brillantes trajes y sus miradas perdidas. Ni siquiera los niños chapotean en los charcos, ni siquiera me apetece probar una gota de lluvia sobre mis labios. Me esperan 20 minutos de diluvio universal, y descubro con pesar que ha salido un nuevo agujero en mis botas. Mis pies van haciendo unos crujidos extraños todo el camino, el frío me hace tiritar, y aun así sólo pienso en ti, en tu estúpida sonrisa de hipócrita, y en tu color gris.

Hoy he descubierto, que hay personas que son un color, y que el gris es el tuyo. No el gris bonito y elegante. No. Tú eres el otro, el deprimente y triste gris. 


 
En el camino creo distinguir más idiotas que de costumbre, pero muchísimos más, o será que ya te veo tras cada esquina, en cada cruce...  Blanco y negro, como el cine antiguo. Pero sin romanticismo ni victorias. Sin nada. Sólo batallas que ya no quiero librar, palabras que luchan por salir, y esfuerzos inhumanos para callar. 

Algo me distrae de mis grises pensamientos, y es que, de pronto, he dejado de sentir, y ya no caen nuevas gotas sobre el jersey. A mi lado, ella sonríe amablemente.

- Anda, bonica, al menos este ratito no te mojas.

Y yo sonrío y le doy mil gracias. Porque, aunque sigo empapada hasta los huesos, aunque ya casi no siento ni los pies y aún me quedan otros 10 minutos por delante, su gesto me conmueve y me hace olvidar todas mis penas.

Sé que será efímero, y que pronto volveré a pensar en lo poco que me gustas y en las muchas ganas que tengo de perderte de vista, pero no importa. Efímero o no, me da un instante de felicidad, ésa que tratas de robarme sin compasión.
 
Y ya lo ves, ya hace rato de aquello, y me pregunto si has ganado, y qué es ganar en realidad. Me pregunto cómo te sentaría una buena cura de humildad, y fantaseo con ser yo quien te la dé. Porque no hay mayor placer que demostrar a quién te dice que no puedes hacer algo como el demostrarle que sí. Y me pregunto si te quedan más tanques de guerra, porque a mí me queda un soldado, y está herido y cansado, pero no se rinde. ¿O qué creías? ¿Quién imaginaste que eras? Nada es tan importante.
 
 
 
"Llegará un momento en que creas que todo ha terminado. Ése será el principio."
(Epicuro)